martes, 8 de mayo de 2012

Arte y Actitud en los 80 y 90




A partir de 1977 se establece una nueva forma de representación en el arte basada en el lenguaje y en la relación con el espectador, fundamentada en una jerarquía de valores que prioriza al individuo frente a la obra, que pasa a ser un objeto representado y que a su vez representa a la realidad, pero que no es la realidad misma. Es un giro que se manifiesta contrario al pasado, donde la obra tenía un sentido trascendental y unidireccional. Ahora el papel del artista no se manifiesta como revelador de la realidad absoluta embadurnada en puro deleite estético, si no que le dan la vuelta al concepto y exponen una realidad  complementada con el presente mediante la redundancia, la agrupación del objeto, la apropiación, la descontextualización, etc. .Por supuesto este cambio de sistema no hay que verlo como una total contrariedad al pasado, pues lo que se propone es un arte nuevo adaptado a los nuevos tiempos y al contexto social y cultural. Y concretamente en los años ochenta se dan ciertos interrogantes que son los temas principales del nuevo sistema de representación y que se reúnen en concreto en el proyecto expositivo El río crítico a partir de una selección de obras del IVAM. Aquí se pueden ver los temas del momento, como la utilización sistemática del lenguaje artístico que producía al espectador un choque contra el lenguaje que hasta ahora había sido siempre el empleado pos los artistas, o también el propio devenir de la pintura y la exposición de nuevos medios que poco a poco se iban introduciendo en el contexto artístico contemporáneo (a nivel institucional y legítimo), como es la fotografía.Este nuevo lenguaje permite que haya una multiplicidad de lecturas, lo que produce un gran avance y una liberación. 



El arte ya no proporciona tan sólo una experiencia estética si no que se convierte en una vía para replantearse su propia función y se abre por tanto un nuevo campo a la experimentación.

Autores como Allan McCollum o Cindy Sherman proponen un nuevo camino que dista del impuesto por el crítico Clement Greenberg cuya idea principal era que el contenido estaba a merced de la forma y por lo tanto el arte visual sólo debía referirse a lo puramente formal. 

 La intención de estos artistas no es representar lo que ocurre literalmente, si no más bien transmitir al espectador estas cuestiones a través de una forma de comunicación artificial que invite a un pensamiento intelectual y no a un mero placer visual.  Años anteriores ya se iban cimentando estas ideas, con el pop art por ejemplo, pero no es hasta la década de final de los 70 cuanto se produce realmente esta ruptura con todo lo anterior, pues aquí es cuando realmente el artista opta por no ser el protagonista, y es consciente que tiene que situarse al margen de la obra a ojos del que se dispone delante, que es el único sujeto que tiene que comunicarse con ésta que a su vez, cumple la función de objeto que representa lo real.

Bajo mi punto de vista, el contexto del arte actual lleva implícito este sistema, pero es menos reivindicativo porque ya no hay tanta necesidad como antes. En los ochenta los artistas señalaban e indicaban al espectador, como hace Bruce Nauman con su “Poner atención hijos de puta”, sin embargo en la actualidad, los artistas se apoyan en este canon pero no lo señalan.




Cindy Sherman 



En su serie Untitlet film still, una de sus primeras series fotográficas recrea a través de roles representativos de la mujer en el cine y en la publicidad (en este caso el cine negro). Teatraliza sus poses, la actitud, la ropa y el escenario que se dan en estos medios para construir a una mujer indefensa, dependiente, esperanzada…

La artista muestra estas escenas sin su contexto original, lo que produce un replanteamiento de las mismas desde una nueva perspectiva. Por lo tanto, utiliza el propio lenguaje pero dándole otro uso porque está en otro contexto.

Sherman utiliza la propia imagen sin necesidad de hacer modificaciones en ella, la presenta tal como es, y ahí es donde reside la fuerza de su lenguaje. Su discurso critica la representación femenina bajo la mirada falocéntrica que se impone en la sociedad de una manera autoritaria.

Lo que nos propone la autora es una inversión de la escena idílica de la mujer como inferior a la que hay que proteger y que a la vez es un objeto de deseo, y lo presenta de esta forma para hacernos reflexionar sobre la identidad de la mujer, pues lo que ha sido siempre era algo impuesto y falso.

Su lenguaje se construye con el juego y la ironía, pero en este caso es a ella a la que mira el espectador, es parte de la obra literal y metafóricamente.












Allan McCollum

Basa su trabajo en el concepto de copia que se repite y que a la vez es la copia de otra. Con esto declara que es imposible representar la realidad y que lo que vemos son representaciones de esta. A partir de esta idea, explora con sus obras la función que tiene la obra de arte en la sociedad y en la cultura. 

Con su serie Surrogate Paintings formada por una gran cantidad de cuadros negros enmarcados y dispuestos en conjunto, el artista muestra como estos cuadros que están vacíos pueden llegar al espectador cumpliendo la misma función que un cuadro con motivo ya sea formal o abstracto. Por lo tanto, le da la vuelta al concepto y con esa aparente nulidad crea un discurso crítico con el que nos cuestionamos la veracidad de la verdad absoluta que nos habían presentado hasta ahora los artistas.

Sus piezas suelen ser aparentemente iguales pero lo cierto es que todas se distinguen por algo en particular que no se aprecia a primera vista por la solemnidad del grupo. El sentido de sus obras esta en la teatralidad, y superficialidad en la puesta en escena que cumplen como conjunto.




"The dog of Pompei" 1991





Desde 1977 el autor hace una investigación sobre la función de la obra de arte en la sociedad. Sus piezas están creadas para que el lector se cuestione el estatus de esa pieza en su contexto y no a lo que por si misma pueda describir. Es por esto que recurre a la repetición del objeto, aunque sin repetir nunca la misma pieza, para despojarlo de carácter propio.



   “Perfect vehicles” 1988




Las obras de McCollum hay que observarlas de una manera general para encontrar un sentido particular que funciona en grupo, y ese sentido no es más que la artificialidad de la propia obra. 
El artista se influye de las teorías de Walter Benjamin sobre el concepto de reproducción, y mediante la fabricación en grupo, la redundancia, o la acumulación propone una nueva jerarquía en los aspectos comunicativos del arte, que queda desprovisto de una única interpretación y se abre un campo de exploración lleno de posibilidades.



Bruce Nauman




                                     




 Con su obra “Pay attention mother fuckers” manifiesta su intención de llamar la atención del espectador sin que esta sea de una manera puramente formal, como hasta ahora se había hecho. El autor deja claro que la obra debe ser  contemplada y vista como un objeto y el espectador debe ser el sujeto protagonista de la lectura que necesariamente necesita de este para completarse, por lo tanto su papel es imprescindible.





"Studies for Holograms" 1970




Estos autores evitaban el papel protagonista del artista revelador de grandes verdades y optaban por representar las contradicciones dadas en el lenguaje artístico en relación con la sociedad. 



“Lo más interesante del arte de los ochenta es que genera obras que estimulan la capacidad para la sorpresa intelectual por encima de la formal”  Hal Foster, crítico de arte norteamericano.  



La serie de cinco serigrafías titulada Studies for Holograms, en la que el autor hace un uso escultórico del cuerpo deformando su propio rostro, jugando con la inmediatez del gesto y la relación entre el cuerpo propio y el ajeno. El propio artista muestra las posibilidades de su rostro, se aleja de su identidad y se acerca a la del espectador. En esta obra se puede ver la exploración que hace el artista tanto en la semántica como en el soporte. Valora más el proceso que el resultado final.





"AH HA"  1975
   


El recurso de Nauman es utilizar varios idiomas visuales (fotografía, video, acción) para escapar de la neutralidad y acercarse a la artificialidad y a la ambigüedad comunicativa. 

En sus obras sonoras, la forma básica es el monologo usando palabras fuera de su contexto habitual, lo cual hace que se convierta en un discurso extraño que invita a la reflexión. Esto también podemos encontrarlo en sus obras en las que aparecen textos o palabras.



Sus trabajos tienen como referencia la investigación del filósofo Wittgensteinsobre el sentido de la palabra:

El significado de una palabra no es intrínseco, ni proviene del diccionario, si no que es algo que se manifiesta en el uso.








Maurizio Cattelan






Cattelan trabaja con imágenes que se nutren de la reacción del público. Su trabajo intenta alterar y desafiar el pensamiento artístico formal, la distinción entre arte y realidad para provocar una reacción de desenfoque.

“Sólo tomo un minuto para cada idea”. Con declaraciones como esta el autor expresa el sentido de su trabajo y le resta importancia al contenido de la obra, valorando más la reacción del público que el contenido en sí.






 En esta pieza, “Him” , hecha en 2001, yuxtapone el cuerpo vulnerable, aparentemente inocente de un niño con la cara de adulto de Adolf Hitler. 


Con la disposición de la obra la intención es que los espectadores primero aborden esta diminuta figura desde la parte posterior y reconozcan, a continuación al personaje cuando se enfrentan a la parte delantera. La escala de la figura en relación con la estatura física de  los  espectadores cambia la relación de poder, tal vez plantea respuestas contradictorias, pero no disminuye la potencia de la imagen de Hitler.

La combinación de imágenes de Cattelan ofrecen un espacio a la reflexión a respuestas personales y sociales de las atrocidades de pasado, presente y futuro.
Los temas de sus obras, socialmente controvertidos, ahondan en las condiciones del sistema arte constituyendo una lucha contra las instituciones y las reglas del mismo. Para Cattelan todo sistema tiene sus leyes, que se deben aprender para poder entender sus debilidades, contestarlo, derrotarlo y no quedar anestesiados. Él trata de perturbar el sistema del arte con una serie de operaciones que terminan por analizarlo escrupulosamente, desvelando sus engranajes internos y ejerciendo una feroz crítica
contra el mercado del arte.



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